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«Robert Moreno Panenka #108»

By 18/07/2022diciembre 13th, 2022No Comments

Texto de Aitor Lagunas / @aitorlagunas

Fotos de Óscar Fernández Orengo / @oscar_fdez_orengo

Da la sensación de que eres un entrenador que cuando le preguntan sobre fútbol disfruta respondiendo sobre fútbol. Que no siempre es el caso en tu gremio.

Es que la forma de acercarte al aficionado y la prensa es explicarte. Si no te explicas no puedes quejarte de que te critiquen. Yo me hago muchas preguntas, y una de ellas es por qué se ha agrandado la brecha entre técnicos y medios de comunicación. Y creo que es por ese intento de esconderse. No tienes que tener miedo a que alguien te copie. Todos copiamos, pero el que lo basa todo en copiar seguramente no obtendrá los mismos resultados que el original.

Pero luego los resultados son implacables.

No nos engañemos, esto no va de tener talento o dedicación. La credibilidad te la dan las victorias. El explicarte ayuda, pero lo que hay que hacer es ganar partidos. A veces me dicen que hablo demasiado pero yo soy así y lo voy a seguir haciendo.

Las victorias dan credibilidad pero este es un juego con un componente azaroso altísimo. ¿Hasta qué punto calan esas explicaciones? ¿O la opinión publicada se limita a juzgar por lo que sale en las aplicaciones de marcadores?

Pues hay que aceptar que quizá no sea justo, pero es lo que es. La vida no es justa. Lo que tiene que hacer el entrenador es minimizar la incertidumbre que tiene el fútbol pero sabiendo que en cualquier momento un detalle azaroso cambia el resultado. Tú tienes que elegir cómo quieres perder y a partir de ahí defenderlo. Lo que marca es el resultado, pero parte del resultado descansa en cómo transmites, en tu estilo. El éxito y el fracaso son efímeros: lo importante es seguir.

Sois optimizadores de rendimiento.

Exacto, pero esa optimización a veces se da interviniendo y otras veces precisamente no haciéndolo. Cuando llegamos al Barça vimos que había que decir tres cosas; en cambio en la Roma había que cambiar muchos más detalles.

¿Y en la selección?

Tienes pocos días y más que intervenir durante las concentraciones has de atender mucho a las sinergias que se pueden ir creando entre jugadores de diferentes equipos.

Interesante. ¿En este fútbol con el poder económico repartido entre 10 o 12 clubes, cada vez será más complicado ver selecciones con un núcleo de jugadores del mismo equipo? ¿Cómo puede compensarlo un seleccionador?
Esas sinergias, como las del Barça en la España de Vicente Del Bosque, no volverán a darse en ninguna selección.  Por eso no llevas a un jugador solo por su rendimiento individual sino por lo que aporta en relación al colectivo. Todos podemos hacer una lista diferente a la del seleccionador, pero no estamos en su mente para saber cómo quiere relacionarlos.
Decías que el éxito es efímero. Me pregunto qué viene después.

Ganar es matador. Cualquier equipo que tiene éxito está condenado a fracasar inmediatamente… si no hay cambio de entrenador o de jugadores. Es muy difícil ganar permanentemente con los mismos, porque te relajas inconscientemente. Eso no se da tanto en los jugadores más grandes que he tenido (Messi, Neymar, Ramos), porque ellos tienen el hambre de serie. Pero en mi opinión los ciclos de entrenadores duran dos o tres años. Por eso lo de Simeone es tan excepcional. Porque hay que cambiar, hay que sorprender.

No llevas a un jugador solo por
su rendimiento, sino por lo que aporta en relación al colectivo»

Para sorpresas, las de esta temporada pandémica en el fútbol europeo. ¿Qué Eurocopa esperas?

Si el fútbol es impredecible, este año lo ha sido más. Y la Euro, también lo será. Al aumentar el número de cambios crece la posibilidad de intervenir durante los partidos. Por otro lado, está la ampliación de las convocatorias a 26 jugadores, algo que no considero necesario porque, al final, en un torneo así participan entre 18 y 20 futbolistas, no más. Después tenemos el factor público, con una influencia demostrada: las victorias locales han bajado un 50%. Y en esta Euro va a haber varios equipos que actuarán como local y además con público. Y me parece tremendamente injusto, como ya ha pasado en las últimas jornadas de Liga.

Hemos visto un Atlético campeón más combi- nativo que otros años, quizá por la presencia de Luis Suárez. Y un Manchester City que llegó a su primera final de Champions con menos posesión y disparos que el PSG en semis. ¿Vamos a la mezcla de estilos o al intento de dominarlos todos?

Pep, lo primero que quiere es ganar. Y si desarrolla este estilo es para lograrlo.

 

Eso es pragmatismo.

Pero es que todos queremos lo mismo. Cuando llegué al Barça lo primero que hice fue analizar todos los partidos del equipo con Pep. Y te puedo asegurar que tuvieron partidos excepcionales, pero otros muy malos. Los estilos son cíclicos y en el fútbol no está todo inventado. Pero sí creo que tú no puedes aguantar los 90 minutos con un único estilo. Y durante una temporada, menos.

Si el fútbol es impredecible, este año lo ha sido más. Y la Euro, también lo será»

Y durante esta temporada, aún menos.

Cierto. Lo que yo busco es entrenar a mis jugadores para que sepan controlar todas las situaciones que te proponga un partido. Y para ello hay que reducir la incertidumbre del futbolista. La repetición te da el hábito, y del hábito sale el rendimiento. Yo cuando entreno lo hago para defender replegado, en bloque medio y con presión alta; inicios en corto y en largo; transiciones o ataques posicionales.

Versatilidad.

Es que durante la temporada habrá partidos que dominaremos y otros en los que, por mucho que no lo queramos, seremos dominados. Si solo entreno lo primero, cuando llegue lo segundo estaremos ante territorio desconocido. Traducir todas esas variantes a mensajes concretos para el jugador es lo que me encanta de la labor del entrenador. Unos jugadores absorberán más información y otros necesitarán referencias muy concretas: si hay un jugador libre, ¿salto o no salto? Cuando sacamos, ¿me acerco al compañero o me alejo? Y cómo: ¿recto o en diagonal

Klopp, Flick, Tuchel, Nagelsmann… ¿Qué ha aportado la escuela de técnicos alemanes?

La Bundesliga es un ecosistema bastante cerrado por cuestiones idiomáticas. La mayoría de entrenadores son del país. Klopp fue el primero en vincular un estilo de transición y fuerza al éxito. Y a partir de ahí se creó un efecto imitador.

Cuando coincides con el Barça del ‘tridente’ (Messi, Suárez y Neymar) también se ve una evolución hacia las transiciones.

Transiciones que no le eran propias al estilo del club, por cierto. A mí me gusta aprovechar los espacios. Y eso puede ser atacar muy rápido, con tres pases, o más lento, con 20 o 30. Cuando los equipos te presionan alto, los espacios los tienes a la espalda de su defensa. Es lo que promueven los técnicos alemanes, con jugadores de ida y vuelta. ¿Qué produce ese fútbol? Cierto descontrol. Y eso a los entrenadores nos inquieta.

Pero diría que os inquieta más a los técnicos españoles que a los alemanes.

Puede ser, porque pierdes el control y eso en nuestro fútbol no gusta. Hay algo de diferencia cultural, no sólo con respecto a la Bundesliga sino también con la Premier League.

En los últimos cuatro años, la Liga ha pasado de sumar más de 1.100 goles por temporada a 953. Al margen de la marcha de Cristiano y la evolución de Messi, ¿cómo se explica que tengamos el torneo menos goleador de las cinco grandes ligas? No nos estaremos pasando con tanto control…

Es una pregunta muy compleja. Para empezar, atacar es más complicado que defender: cuando tienes el balón has de tomar más decisiones que cuando no lo tienes. Y cuando eso funciona, se pone de moda. La permanencia del Cádiz seguramente hará que Álvaro Cervera sea una referencia para otros equipos. Creo que la alegría ofensiva de otros momentos ha dado paso a una respuesta defensiva, pero también interviene que quizá la Premier está en mejor situación para captar talento. En todo caso, la respuesta más sincera es que no sé por qué la producción anual de la Liga ha bajado 150 goles. Pero ni puta idea [risas].

¡Esa es una gran respuesta! A veces parece que hemos de tener reflexiones para todo.

Quizá nos hemos quedado con la posesión como fin y no como medio. El gran reto de los entrenadores no es generar estructuras de juego sino dotarlas de dinamismo. Está bien tener el balón pero cuando llegas a los últimos metros, que es donde hay menos espacio y más rivales, hay que hacer cosas diferentes. ¿Qué cosas? O atacar espacios o centrar o disparar desde fuera del área o buscar el uno contra uno. Pero si tú a los jugadores les quitas esto último, ¿qué hacen? ‘Yo no arriesgo con el pase porque si la pierdo el entrenador no me pone’. Y de ahí vamos al control-pase, no para atacar mejor sino para no perderla. En eso somos culpables los técnicos. En la élite y en la base.

¿Cómo convive el control al que aspira el entrenador con la creatividad del futbolista?

Es que el control tiene que servir para que aparezca la creatividad, no para limitarla. A los jugadores les ayudo a estar bien colocados, pero les animo a que se desestabilicen. Si no, podríamos quitar las porterías y no pasaría gran cosa. No quiero perder el balón por sistema, pero cuando aparecen los espacios hay que atacarlos sin miramientos.

Otro mantra mantiene hoy que al fútbol español le faltan ‘piernas’ para competir contra equipos europeos.

El reto no es jugar a lo que quieran esos otros equipos sino imponer nuestras fortalezas. Ahí tenemos al Villarreal, campeón de la Europa League tras derrotar a un Manchester United con muchas ‘piernas’.

¿La Liga se ha igualado hacia abajo, porque Real Madrid y Barça ya no pueden hacer los 90 o incluso 100 puntos que alguna vez hicieron?

No lo creo. Ahí están los méritos del Atlético, que por mucho que se hable del equipo del pueblo tiene una plantilla increíble, o del Sevilla de Julen Lopetegui, la Real Sociedad de Imanol o el propio Villarreal de Unai. Al Sevilla, por ejemplo, lo elimina de la Champions el Dortmund, o más bien Haaland. Hay jugadores que son diferenciales. Que en España se haya igualado, incluso estando Messi o Benzema, habla de lo bien que lo han hecho los demás conjuntos.

Hablemos de individualidades. Messi, Cristiano, Benzema, Mbappé, Neymar, Haaland: la superélite. Ninguno ha ganado la liga. Ninguno ha llegado a la final de la Champions.

Claro, porque necesitan equipos alrededor, con entrenadores que les doten de una idea.

A eso voy: ¿esta temporada subraya la importancia del colectivo frente al solista?

El colectivo siempre es lo más importante. Esos jugadores tienen capacidad de cambiar los partidos pero para ello necesitan un equipo detrás para que ellos hagan la genialidad. A Messi no le dices dónde tiene que ir pero al resto del equipo sí hay que decirle dónde tiene que ir en función de dónde esté Messi. Los futbolistas deciden pero los entrenadores influimos: podemos maximizar o minimizar el rendimiento de los equipos. Y te das cuenta de que los futbolistas son muy respetuosos con lo que se les pide, aunque no les guste.

¿Incluso figuras del máximo nivel?

Mira, hay jugadores que necesitan mucho de ti y otros que no te necesitan para nada. Eso es lo bonito de entrenar: dar lo que pide cada equipo y cada jugador. En el Mónaco mi trabajo no era el mismo con Badiashile, un central joven que requería mucho cariño y hasta acompañamiento psicológico, que con Ben Yedder, que funcionaba solo. A Messi… ¡a Messi no lo entrenas! Entrenas al resto para que sean capaces de acompañar a Messi. Y el que no lo quiera aceptar… ¿Tú les vas a enseñar a Messi o a Neymar dónde se tienen que colocar? ¡Claro que no! Pero sí a otros que te miran en plan ‘¿y yo dónde voy?’. No puedes tratar a todos por igual y menos con jugado- res que son diferentes a todos los niveles: deportivo, contractual, comercial… Si el resto del mundo y de la realidad no los trata como a los demás jugadores, ¿por qué habrían de ser los entrenadores los únicos que lo hicieran? Creo que los privilegios se pueden contemplar siempre que no perjudiquen al grupo. Esa es la línea roja.